Ayer salí a estirar las ganas, las ganas de caminar , las ganas de tomar el sol con cierta normalidad. Se me hace difícil la mascarilla , los nuevos rituales sociales y la incertidumbre.
Suelo llevar mi teléfono en alerta por si aparece alguna imagen motivadora y siempre las hay. Me acerqué a un cactus ( no porque me encanten) , lo hice al reconocer un color que me gusta. Había un tono de amarillo que me llamaba desde lejos. Ví una planta florida y revoloteaba una abeja. Al animalito, mi presencia le resultó poco importante. Su interés en la flor era lógico y era una lógica muy bella. Verle trabajar me pareció un acto cargado de simbolismo.
No me quedan dudas sobre las espinas de los cactus y se ha de tener cuidado, pero las flores que tenía eran tan sugerentes! Me hizo pensar en las ocasiones que hacemos rechazo a aquello que nos parece raro, peligroso, diferente… Una vez te acercas bien y observas con sinceridad, descubres que tu mente es a veces un instrumento muy saltarín. Lo interesante está en atreverse a tejer una segunda opinión.
Me quedo con la imagen de la abejita en la flor. Ella trabajaba cautivada por la posibilidad de hacer miel y yo me inspiré un poco:
te encontré en tu ritual, pequeña y perfecta y no supe dibujar mejor verso.
Les espero en un futuro poético y cuántico.