¿Alguna vez te has preguntado qué significan a nivel simbólico, las yemas de los dedos? ¿El puño cerrado y los labios de la boca qué representan? Seguramente encontrarás respuestas conectadas con la ternura, la indignación y la sensualidad. Si te concentras en la sangre, las pulsaciones…, hallarás significados para ese plano interior y profundo del cuerpo. Sin embargo, cuerpo y corporeidad son dos conceptos diferentes.
Habitualmente cuando nos referimos al cuerpo lo hacemos desde una visión biológica. Los científicos y expertos nos ofrecen datos, nos informan desde esa perspectiva racional. Sin embargo, cada vez somos más conscientes de que ese cuerpo conforma unidad con la mente, las emociones… Y para relacionarnos y penetrar esos mundos sutiles tenemos varias herramientas, una muy importante es el arte. La Poesía es capaz de dialogar con aquello que no existe en el plano tangible.
Imagina por ejemplo los casos de personas desaparecidas, no hay por desgracia un cuerpo para enterrar y para llorar. La materialidad es muy importante para cerrar el duelo y por eso cuando sólo existe la idea, cuando sólo hay cuerpo emocional, las artes pueden rodear esa inexistencia. Los artistas, los poetas tenemos un papel determinante en tiempos de reparación y de memoria. La corporeidad la entiendo como la amalgama armónica de cuerpos sutiles que nos diferencia de otras criaturas. Y quizás es una de nuestras “fuerzas ocultas” en el camino de la libertad y del crecimiento.
Es curioso que muchos sistemas dominantes debilitan o intentan hacer desaparecer los cuerpos sutiles. De esta forma quedamos atrapados en las necesidades materiales y descuidamos nuestra corporeidad. Así que vale la pena levantarnos cada día y colocarnos ambos: el cuerpo y la corporeidad. Urge tener con ambos conversaciones diarias y sinceras, porque somos unidad. Y porque todo lo que le brindamos al cuerpo individual humano también lo hacemos al cuerpo humano colectivo.
Nos vemos en un futuro poético y cuántico.