En el día de las Madres elijo una sencilla foto que hice a la Moreneta (Nuestra Señora de Montserrat) .Es quizás la madre espiritual de muchos catalanes. Elijo también un trozo de su montaña mágica. Y mientras las observo, confieso que conecto con la belleza.
La maternidad es materia impregnada de Amor con mayúsculas. No hay quien contenga y conozca más de ese “cemento amoroso” que una madre. Ella tiene ese extraña visión ultravioleta que lo ve todo y lo que no, “se lo imagina”. La madre tiene al parecer una especie de Pasaporte divino, un permiso especial para acceder a las almas de los hijos y leer todo en ellos, hasta la letra pequeña. Posee además una nariz especial que les huele a kilómetros. Una madre, es un ser multidimensional, multifuncional, multi…
Después de colaborar estrechamente en la “fabricación” de tu cuerpo, sigue juntando ladrillos para que tus otros cuerpos: emocional, mental, espiritual no paren de crecer. Si somos sinceros, en ocasiones las madres nos molestan. Esa voz detrás de la oreja que repite miles de veces aquello que has de conseguir, agota. Pero pasan los años y con suerte te le pareces un poco. Te conviertes en una suerte de Sargento con tus propios críos. Miras a tu madre y es cuando comprendes el trabajo impagable que hizo contigo.
Incluso las “madres llenas de errores” aquellas que no supieron ser buenas arquitectas, merecen respeto. Nunca podrás devolverles el hecho de haberte traído hasta aquí. Aún cuando sólo actuaron como simple vehículo, han cumplido una misión. Tú tienes la oportunidad de convertirte en una mejor versión de ti y no cometer sus fallos.
Hay otras madres que habitan en las estrellas, porque han marchado, para ellas envío reconocimiento y respeto. Guían desde allí a sus hijos y continúan siendo poderosas. Atraviesan la luz para estar entre tus células e impulsarte cuando caes o dudas.
Gracias a todas y a los padres que son tan montañosos y dignos como ellas. Feliz día!
Nos vemos en un futuro poético y cuántico.