Se acaba el verano y es en la última semana de agosto cuando se celebra en Granollers, Barcelona, la Fiesta Mayor.
La tradición es bonita, hay dos equipos “Blancos” y “Azules” enfrentados en competiciones constructivas. Me cuesta elegir porque son dos colores con los que me identifico mucho. En resumen, hay un derroche cultural intenso. Vivo cerca del corazón de los festejos y aunque no puedo dormir hasta las tres de la mañana aproximadamente, o másss… estoy contenta con las celebraciones.
Este año me encantó ver la propuesta de una sesión abierta a improvisaciones, algo así como un micro abierto. La actividad me tomó de sorpresa, paseaba por el parque Torres Villà y vi una atmósfera muy acogedora. Había mesitas con velas y algunas familias cenaban en el césped. Todos disfrutaban de los valientes que salían al escenario (cantantes, bailarines…) Así que me apunté en la lista y recité unos versos.
Con fiesta y poesía ya tengo ganada la felicidad.