Hoy es mi cumpleaños y nada mejor para celebrar el día que una lectura de versos.
Granollers, la pequeña ciudad donde vivo, sufrió un bombardeo durante la Guerra civil española. Hablo de 1938 y a pesar de que ese ataque no es de los más conocidos, fue sin duda un zarpazo duro a numerosos civiles. Pasado el tiempo, Granollers ideó con amor el Bosc de la Pau (el bosque de la paz) y sembró un árbol por cada conciudadano que marchó ese 31 de mayo.
Como homenaje sincero cada año se realiza una caminata popular a ese espacio verde y por supuesto se leen versos. Son muy activos los organizadores de Can Jonch (Centro de cultura por la Paz) y los socios del Ateneu de Granollers. En esta ocasión tuve la suerte de coincidir con Rosa Murtra, Esteve Illa, Francesc Circuns y Agustí Coromines. Se lee con el corazón porque cada poema es un canto etéreo a las almas de los que marcharon.
Hueso poético la sangre interna suministra suerte alguien amanece cerca del huerto y sobre la tierra respiran el árbol y el hueso hay un milagro esto parece un milagro cuando inflamas mis pétalos y yo me abro y yo te muestro eso que los perros muerden y tiene el embrujo de la Paz
El año pasado no pudimos reunirnos, pero agradecemos la oportunidad de hoy. La gente que viene es tranquila, amable y regala aplausos entre miradas nobles.
Cuando concluyó el acto seguí caminando hasta el rio para saludar a las aguas. En casa soplé las velas de mi pastelito con la familia. Los amigos me han felicitado, y otras hermanas me han llamado por teléfono. En esta tarde, la lluvia no ha faltado porque a Junio le encantan los juegos con la humedad. Pero el sol no se rinde, ha salido cerca de las ocho !!! Y desde el balcón intuyo el olor del verano. Hay unos colores bonitos, no desiste la luz y nosotros los poetas tomamos nota.
Nos vemos en un futuro poético y cuántico.