Hace unos días atrás (4 de noviembre) recibí una invitación dorada, un “Golden ticket” para compartir poesía en un sitio especial. El remitente era True collective de Canovelles (Barcelona) y por supuesto me puse muy contenta. Digamos que este colectivo y yo podemos considerarnos reincidentes poéticos.
El día de la cita me encaminé al lugar que decía en la convocatoria y me sorprendió llegar por una calle muy estrecha al antiguo núcleo urbano del pueblo. La Iglesia de San Félix, es una construcción románica del siglo XI y también uno de los pocos edificios de Cataluña del primer arte románico. Se leía en el aire una energía especial. Esperamos un ratito con ganas de entrar al templo, porque a decir verdad, ese día comenzó el invierno y el cuerpo pedía versos para arroparse.
Ana, Alejandro y Álvaro acostumbran a ingeniárselas muy bien para ofrecer excelentes encuentros culturales. Realizaron varias lecturas y alternaron con la música bellísima de un dúo de jóvenes. En un primer momento tuve la ocasión de recitar dos de mis poemas. Luego llegó una pausa mágica para cenar al aire libre, porque en las iglesias no está permitido y se puede comprender con alegría. De la cena destacaron los postres árabes que nos ofrecieron con cariño.
Más adelante, haciendo uso del refrán: “Barriga llena, corazón contento”, regresamos al interior de la iglesia para continuar recitando y cantando. La noche fue especial desde muchos ángulos, también hubo micro abierto que tanto enamora. Yo nunca había tenido la experiencia de recitar dentro de un recinto sagrado y me encontré a gusto. Imagino que tanta energía espiritual me hizo (y nos hizo) conectar con esa parte intangible que todos tenemos. Poco importa si somos creyentes o no, si somos practicantes o no, todos los seres humanos tenemos esa “mejor versión ” que nos distingue como seres armoniosos y constructivos.
Cómo no decir que volvería a repetir la experiencia poética-espiritual con todos ellos. Muchas gracias al True Collective, a Silvia que me hizo unas bonitas fotos y a los organizadores del Ayuntamiento de Canovelles. La iniciativa de rescatar los monumentos e invadirlos de arte, no puede ser más acertada. ¡Qué viva la Poesía!
Nos vemos en un futuro poético y cuántico.


