Una de las labores del poeta es “apropiarse” del lenguaje para resignificar. Hacemos uso de esta suerte de libertad y expresamos nuestras emociones y sentimientos.
Durante mucho tiempo se tenía entendido que la poesía y el chiste eran dos conceptos antagónicos. Cuando el lector se identifica con el personaje que “habla” en el poema, puede comprender su estado anímico y asentir en la emoción. Por otra parte, si encontramos a un personaje cómico que dice cosas disparatadas, raras y confusas, disentimos con él emocionalmente. Nos distanciamos y por eso podemos reír.
El gran poeta chileno, Nicanor Parra (1914-2018) hizo añicos la teoría de esta oposición. Parra realizó aportes revolucionarios y modificó el panorama de la poesía contemporánea. Nos regaló un instrumento para cambiar el lenguaje, nos ofreció lo que conocemos como Antipoesía.
Este buen hombre de ciencias, trabajó el pensamiento complejo que significa integrar lo que aparentemente está separado. Acostumbrado a realizar formulaciones muy precisas en su profesión de matemático y físico, supo llevar a los versos la claridad en temas profundos. A él le sobraban las metáforas y los usos pomposos del lenguaje. Su obra está al alcance de todos y por eso es muy seductora. Para este creador, la poesía era una necesidad cotidiana; entonces de manera transparente hablaba sobre cualquier tema que afectaba a la realidad. Jamás disfrazaba la rudeza de lo vivido porque él quería “vida en la palabra”. Parra hizo poesía de las cosas feas o de aquellas que hasta ese momento se consideraban así. Rechazó a los poetas que habitaban el egoísmo de su propia voz y aplaudió al que hablaba el lenguaje de toda la tribu.
Hace unos días tuve la suerte de compartir junto al excelente poeta Guillem Vallejo @guillemvallejo una Tertulia sobre Nicanor Parra, en el Ateneu Barcelonès. Sinceramente creo que ambos nos sentimos muy contentos y cómodos al explicar su trayectoria. Porque este gigante que conocía bien la poesía tradicional, puso toda su inteligencia al servicio del habla natural y nos regaló entre otras cosas el maridaje entre Poesía y Humor. Así lo hizo para que aprendiéramos a quitar tanto estrés a nuestra cotidianidad. ¡Gracias Nicanor!
Cambios de nombre de Nicanor Parra A los amantes de las bellas letras Hago llegar mis mejores deseos Voy a cambiar de nombre a algunas cosas. Mi posición es ésta: El poeta no cumple su palabra Si no cambia los nombres de las cosas. ¿Con qué razón el sol Ha de seguir llamándose sol? ¡Pido que se llame Micifuz El de las botas de cuarenta leguas! ¿Mis zapatos parecen ataúdes? Sepan que desde hoy en adelante Los zapatos se llaman ataúdes. Comuníquese, anótese y publíquese Que los zapatos han cambiado de nombre: Desde ahora se llaman ataúdes. Bueno, la noche es larga Todo poeta que se estime a sí mismo Debe tener su propio diccionario Y antes que se me olvide Al propio dios hay que cambiarle nombre Que cada cual lo llame como quiera: Ese es un problema personal.
Nos vemos en un futuro poético y cuántico.