Sacar adelante una familia es una labor bella y reconfortante, pero también es laboriosa y ardua. ¿Cierto? Cuando ese camino del día a día lo realizan con atención y consciencia los dos integrantes de la pareja; podríamos decir que el reto es más llevadero. Pero, si sólo hay uno “que empuja la carreta”, entonces todo el esfuerzo se multiplica. Nos encontramos frente a una construcción familiar que merece mucha atención y mimos: la Familia Monoparental.
Tuve la suerte de tener una infancia muy cuidada y protegida por mis dos padres, pero cuando me tocó a mí consolidar mi propia familia me vi abocada al rol unipersonal. Y no tenía experiencia, estaba en un país diferente y el “etc” es inmenso. A lo largo de los años he podido comprobar las piedras, los desniveles, los tropezones… que existen en la crianza de los hijos. Por suerte siempre he contado con ayudas, mi padre fue una figura imprescindible. Él ahora está en las estrellas, pero le sigo agradeciendo profundamente su amor, fuerza y generosidad estimulantes. También he tenido ayuda de otros familiares, de amigos, de las instituciones, de la caridad humana. ¡Estoy sinceramente agradecida con todos!
Ayer 20 de mayo de 2022 viví una mañana bonita porque tuve la ocasión de compensar de alguna manera, parte de los regalos recibidos. Afortunadamente para mí, lo hice con una herramienta que me encanta: la Poesía. Impartí un taller de empoderamiento femenino desde la magia de los versos y lo hice en la Federación de Familias Monoparentales de Barcelona. El pequeño grupo de mujeres que se “dejaron poetizar” estuvo muy atento, sereno, trabajador, entusiasta…Todas las componentes del taller, habían emigrado a Barcelona desde América Latina. Algunas llevan aquí como yo más de 20 años, y otras acaban de llegar. Sus rostros asentían cada vez que hablaba sobre el “luto migratorio”, sobre las miles de experiencias y retos que vivimos a diario en una sociedad que está lejos de casa. Poco a poco fuimos entrando en sintonía y en el compromiso de trascender nuestros orígenes para sentirnos parte activa del mundo.
Hicimos varios juegos con los sentidos, se rieron, escribieron versos y leyeron poemas de autores consagrados. Tengo la sensación de que la Poesía se les ha colado en el corazón para sanar algunas heridas, para comprender desafíos, para darse cuenta de la fortaleza interior y de lo bonito que es pedir ayuda cuando lo necesitamos.
La feminidad también ha de aprender a quererse de verdad, a pedir, a alzar la voz, a conformar equipo entre sus miembros afines, a sostener la mirada con auténtica honestidad. Hay mucho camino por recorrer, pero qué lindo cuando en los ojos de las mujeres se ve esa chispa de la comprensión y del crecimiento. Gracias a los organizadores de la Federación de Familias Monoparentales y a Fedelatina Barcelona, por proponerme esta actividad tan enriquecedora; gracias mil a las nuevas exploradoras de la Poesía.
¡Nos vemos en un futuro poético y cuántico!