Leer, recitar o hacer un performance poético es siempre un acto de amor y de meditación. Quien no lo crea del todo sólo tiene que preguntar a los poetas y organizadores del recital que realizamos el pasado viernes 25 de septiembre en Fedelatina.
Esta entidad tiene objetivos claros, uno de ellos es “Generar un espacio de reflexión y opinión sobre el acomodamiento de los inmigrantes a la sociedad de acogida, y crear un ámbito común de relación y participación.”
¡Objetivo cumplido! Estoy contenta poética y personalmente.
Contaré una anécdota. Durante el confinamiento un grupo de amantes de la poesía nos reunimos de manera virtual gracias a Marianela Peña. Además de disfrutarnos, ideamos tejer una suerte de recital- performance . Se propuso como sede a Fedelatina bajo la dirección artística de la bailarina Yamira Sánchez . Cada poeta y Yamira organizarían su sección de espectáculo, yo usaría un pañuelo azul y sonidos del mar. Hasta aquí todo bajo control.
No vivo en Barcelona ciudad, así que después del tren y del metro me costó un poco encontrar el sitio. Llegué justa de tiempo. El lugar es discreto, una sala alargada que culmina en un espacio más cuadrado. Este último estaba reservado al técnico de sonido y “camerino” para que Yami se cambiara de ropa . En la sala estaba sentado el público y los poetas ,todos cuidaban las distancias de seguridad. Yo quería enseñar mi pañuelo azul , así que me acerqué un momento al camerino. ¡Por sorpresa comenzó el recital! Entre los nervios y la confusión tuve que quedarme en el sitio hasta mi momento de salir.
No pude disfrutar del espectáculo desde el mismo ángulo de mis compañeros y aprendí varias cosas de mi “error” . Sin embargo, hubo algo de magia en aquel momento. La vida me colocó detrás de la escena y escuché con mucha, muchísima atención cada palabra y respiración de mis colegas. Disfruté con los cambios de personaje de Yamira, sus colores y sus ropas. En un momento determinado, hicimos un pequeño ensayo antes de salir y luego fuimos al ruedo.
Fue bonito mover mi pañuelo azul, cantar a la mujer y al mar. Entre palabras y danza poética se me alegró mucho la tarde. Es maravilloso sentir a las personas atentas , respetuosas con la Poesía. !Somos afortunados¡ En estos tiempos que corren podernos reunir es un regalo. Los versos sanan , desenmascaran las tristezas para que cambien de color. No puedo elegir ningún “mejor momento” porque todos entregamos el corazón y dibujamos nuestras huellas. Sólo me queda agradecer sinceramente a los organizadores y a las personas que estuvieron allí.
Al final hubo un pequeño brindis y entre algunos amigos nos animamos a bailar , pero eso es otra historia.