
No suelo ser una persona muy organizada a la hora de escribir, quizás por eso admiro a los creadores que saben de etapas, programaciones, autocontroles, etc. Muchísimas personas estamos y estaremos en casa durante un buen tiempo. Hemos de cuidarnos y de cuidar. Puede que sea mi momento de aprender una rutina. No quiero “subirme por las paredes” durante la espera.
Días atrás, antes de aislarnos, estuve explorando algunas cosas interesantes con la poesía; al menos desde mi sencilla visión. Trabajo en un centro educativo y aunque no soy profesora hice una propuesta para motivar. Fue bien acogida mi idea de impartir unos talleres de introducción a la poesía. Recopilé información, di forma a algunos ejercicios y me puse delante de varios adolescentes de unos 17 -18 años para hablar de versos. No me detuve a pensar en la idea del rechazo, tampoco exploré miedo para explicarles mi visión. Las tres clases estuvieron en general: atentos, respetuosos, movidos, no demasiado apasionados; pero participaron en todas las propuestas. En fin, se dejaron querer y les impulsé un poquito a reflexionar y a crear. ¡Nadie se imagina lo bien que me sentí, de verdad de la buena!
Estos chic@s en particular quieren obtener el certificado de graduado de Secundaria. Tuvieron un primer fracaso cuando estaban en sus institutos y ahora en esta segunda ocasión estudian y alternan prácticas en empresas. El proyecto es noble, la juventud debe encontrar su sitio porque ellos serán quienes muevan la sociedad en breve. Confío lo hagan mejor que nosotros.
Hablamos entre bromas del término “poiesis” y de algunas claves para entender su esencia creadora. Les di a oler aceites esenciales, comieron un trocito de chocolate, escucharon poesía de grandes autores, estructuraron un Centón y realizaron un poema colectivo. ¿Qué más puede pedirse? ¡Ja! En el segundo encuentro “les exprimí las ideas y la paciencia” con algunos recursos poéticos que parecen llevar nombre de fármacos: aliteración, hipérbaton, hipérbole, metáfora, símil, etc. Puse ejemplos interesantes y los descubrieron, hicimos un ejercicio para conocernos, reescribieron un poema de Miquel Martí y Pol (gran poeta catalán), finalmente les pedí un par de versos propios. En colectivo los mejoramos y se escucharon razonamientos profundos. Comentamos sobre el racismo, el autocontrol, la emigración, y de otros temas porque los chic@s son una mina de oro.
Mi propuesta final era preparar y realizar un recital poético todos juntos. En esta semana queríamos celebrar el Día internacional de la Poesía que será el 21 de marzo. Lo teníamos bastante adelantado, hasta el nombre “Primavera en el Centre Vallès”, pero no ha podido ser por el momento. No quiero entristecerme mucho ,prefiero pensar que pronto haremos algo juntos. Me alegra creer que la poesía y la vida siempre florecen.
Quizás es hora de imponerme una rutina:
- Vivo con dos adolescentes en casa, un poco más jóvenes que los del experimento. Me atreveré con ellos a hacer un taller parecido. No tengo chocolate, pero los “sobornaré” con galleticas dulces. Tampoco me quedan cartulinas de colores, algo inventaré. A ver cómo reaccionan.
- Contactaré con las profesoras del centro y les propondré crear otro poema colectivo, para celebrar el 21 de marzo. Miraré las posibilidades con Instagram, me gustaría que el #primaveraenelcentrevallès se ponga en marcha.
- Agradecer y celebrar la VIDA.
Me inclino ante el poder primordial,
!Nos vemos en un futuro poético y cuántico!