Centón es una palabra apenas utilizada en el lenguaje cotidiano. Me lleva a imaginar a un ser del mar profundo, a una criatura de grandes dimensiones y de “personalidad” imponente. Con sus movimientos lentos, este personaje bien podría conseguir que muchos le reverenciaran.
En realidad, el Centón no proviene de las aguas, es una construcción poética. Yo lo asocio a un recipiente antiguo. Sin ánimo de herir a personas estudiosas, denomino “recipiente poético”: al soneto, a la décima, al quinteto, al haiku, etc. En ellos vierto el líquido poético, o sea mis imágenes y mis emotivas o reflexivas palabras en forma de versos.
El centón es uno de esos recipientes, es serio y es noble. Nació de la tradición literaria griega. Escogiendo textos, fragmentos ya existentes, escritos por otros autores; la persona que quiere construir un centón ha de forjar un nuevo poema con todos esos versos. De esta manera, se logra una nueva obra que gozará de un sentido o un significado diferente al original.
Ocupa el grado más alto de alusión, es intertextualidad total. El autor centonario no se convierte en un plagiador, tampoco en un vil imitador . Les propongo imaginar la técnica del patch-work. El objetivo es conseguir un tapiz compuesto de retazos de distintos colores, tejidos y calidades; coserlos entre sí y disfrutar de una nueva creación.
En mi libro Tertulias de Acuario he querido rendir homenaje en formato de centón, a cinco grandes y talentosas poetizas cubanas: Cleva Solís, Luisa Pérez de Zambrana, Rafaela Chacón Nardi, Dulce María Loynaz y Lina de Feria. A todas mi corazón y respeto por los aportes y la entrega a la poesía. ¡Gracias Maestras!
Ayer día 20 de octubre celebramos en Barcelona el aniversario de la cultura cubana. Tuve la ocasión de compartir la lectura de unos poemas. Y mientras escuchábamos la hermosa habanera “La bella cubana” de José White, pedí a cuatro mujeres que me acompañaran en la lectura de este
CENTÓN HOMENAJE
Y el mar mago sin fin revuelve el manto encapotado. ¡Nunca lo olvidaré! La mar gemía y a través de mis lágrimas sus aguas ondular. Los muros de alta espuma, los vidriados espejos de aguas y nácar recamados y las ocultas puertas, de agua viva. Esta es agua sonámbula que baila y que camina por el filo de un sueño. Y los peces azules tienen el rostro en aquel sitio.
Gracias por la visita, les espero en un futuro poético y cuántico.