Tertulia séptima: Explorar la valentía y encontrar la asertividad poética.

.. y coloqué
un girasol en mis oídos…

Los entendidos dicen que la inhibición tiene un rostro que asemeja a la cobardía o a la pereza, o ambas a la vez. Aseguran que las personas inhibidas no suelen resolver (o les cuesta mucho) los retos y problemas; más bien se les acumulan. La otra cara de la moneda, apuntan, es la agresividad. Sí, aquella actuación violenta física o verbal; donde el agresivo intenta imponer su opinión o su capricho sin respetar los derechos de los otros. A esta persona le florecen los retos/ problemas continuamente, como resultado de enfrentarse de manera incorrecta a los que ya tenía. En mi opinión sufrimos cuando actuamos desde la inhibición o desde la agresión. Sufrimos y hacemos sufrir.

La forma más difícil de valentía se llama asertividad. Ante las personas asertivas sí que habría que detenerse para observarlas y aprender cómo lo hacen. Saben decir lo que piensan sin perder el respeto por los que lo hacen de otra manera. La persona asertiva jamás jugará el rol de hacerse el fuerte ante el débil, ni el débil delante del fuerte. Apostará por mantener una fortaleza serena delante de la incoherencia, la inmadurez y el egoísmo de otras personas.

Del vocablo latino «assertus» acierto. ¿Actuar de forma certera? ¡Seguramente! Asertividad es una palabra bella, poética. Me imagino disparando a una diana con la tranquila seguridad de encontrar el centro. Esta es sin duda una postura ante la vida. Quien es asertivo cuando se convence de sus errores, sabe variar sus ideas; pero deja claro que nadie decide sobre su vida, sino él mismo.

Confieso mi gusto por esta habilidad social. Y puede que para aprenderla bien deba volver a recorrer el camino que hice mientras aprendía a nadar y a montar en bicicleta. Muchos expertos coinciden en que primero hemos de ver cómo se hacen las cosas (modelar), después intentarlo nosotros (interpretación), más adelante dejarnos ayudar y aconsejar por otros que ya dominan la habilidad (crítica) y finalmente persistir y practicar. De esta manera podremos integrar lo aprendido (transferir). Creo también que los procesos no se regalan y que son válidas todas las experiencias cuando las vivimos con la sinceridad que merecen.

Así me sucede con la poesía y con paciencia hago las transferencias que necesitan mis versos. Parece ser que el poeta asertivo intenta y ensaya la libertad como cualquier persona. Se interesa en manifestar su creatividad. Alienta sus iniciativas líneas tras líneas, cayendo y volando. Ensayar la paciencia, la persistencia y dar cita a la valentía. Este es el misterio de la FLOR.

... y coloqué
un girasol en mis oídos...
Yo quiero de Zaz

Sospecho que esta canción de Zaz tiene los ingredientes de esa valentía de mostrar lo que se piensa y se siente.

Gracias por la compañía. Les espero en un futuro poético y cuántico.

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